sábado, 1 de mayo de 2010

Día del Libro: El Hechizo.


EL HECHIZO.


*Capítulo uno.

Hace mucho tiempo, en la ciudad de San Fernando, abrieron la primera Biblioteca Municipal.

El padre de Carlos era el guardia de seguridad. Y nos contó esta historia:

Yo iba caminando tranquilamente hacia la Biblioteca Municipal, doblé una esquina y delante de mí estaban las grandes puertas.

Al lado de una puerta había una adivina, con zapatillas, una falda larga y una bola de cristal.

Le dije amablemente que si se podía ir a otra calle.

La adivina me miró con cara rara y pronunció unas palabras a la Biblioteca. Me asusté un poco, pensé que podía ser un mal de ojo que hiciese que nadie entrara en la Biblioteca o que se derrumbase, pero se me quitó el miedo y entré.

Era un lugar muy grande, con muchas sillas y mesas, muchas estanterías llenas de libros.


*Capítulo dos.

Escuché unas voces en el piso de arriba. Encendí mi linterna, y cogí la pistola.

Subí las escaleras, no había nadie, solo dos grandes libros en una mesa.

Me acerqué, y vi que tenían unas bocas enormes. La boca de un libro marrón se movió y dijo: ¡Hola! Ábreme y empezaré a leer.

Di un salto del susto y bajé. Todos los libros de dos estanterías se estaban peleando.

Yo me quedé en una esquina, cogí un libro y se escuchaba la voz del libro leyéndose a sí mismo.

Lo cerré, lo puse en la mesa y salí a la calle. Me quedé toda la noche en la puerta.

Por la mañana, llegó el bibliotecario y se lo conté todo. No se lo creyó. Entramos en la biblioteca y todos los libros estaban en silencio y no tenían boca. Creí que lo había soñado todo, pero no, esa noche volví a ver a los libros con bocas.


*Capítulo tres.

Eché un vistazo a los libros que hablaban y me acordé de las palabras que dijo la adivina. ¡Era un hechizo!

Me puse a leer un libro, más bien me lo leyó el libro, y se me pasó la noche volando.

A la mañana siguiente, fueron muchas personas a la Biblioteca para coger un libro, todos estaban encantados y fascinados. El bibliotecario me preguntó cómo había ocurrido y yo le dije que había sido una adivina, que echó un hechizo. El bibliotecario me dijo que la buscara y que la trajese a la Biblioteca.

Yo fui a la Plaza del Rey, y allí estaba. La llevé a la Biblioteca y allí habló con el bibliotecario.

Este le dijo que si podría decir otro hechizo para que los libros hablasen también por la mañana. La adivina vio que todos iban a la Biblioteca, le molestó y quitó el hechizo de por la noche y no dijo ninguno más.



4 comentarios:

  1. Esta bien, pero hay un fallo. bajé a bajo. Si bajas siempre va a ser a bajo.

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  2. Gracias por decirmelo, ya lo he corregido.

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  3. Me gusta mucho tu cuento, pero más me gusta que os digáis las cosas que veis mal y las corrijáis, para eso se creó el blog, para comunicarnos entendernos y aprender unos de otros. Muy bien Marta. Me gusta el dibujo que has insertado. ¡Estupendo!

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