lunes, 3 de mayo de 2010

Día del libro: Los nuevos libros de la biblioteca


Los nuevos libros de la biblioteca


Esa semana, abrirían la nueva biblioteca. María era una niña, de unos ocho años, a la que le gustaba mucho leer. Desde que se enteró de la próxima inauguración, tras haberse leído todos los libros infantiles de la de su colegio, le suplicó a sus padres que le llevaran, al menos, a ver el edificio. Quería saber ya donde ir cuando quería leer, que era casi siempre. Al fin, consiguió convencer a sus padres para que la llevaran, justo la noche antes de la apertura. Se asomó a la ventana, y le pareció oír a alguien contando un cuento. Parecía que era Caperucita roja. Como el edificio era muy grande, se asomó a otra ventana, en la que oyó, más cerca, que estaban contando La Cenicienta. Corriendo, fue hasta la puerta principal, e intentó abrirla. Pero no lo consiguió. Su madre fue corriendo a impedirle que siguiera intentando abrir la puerta. Le dijo:
¿Qué haces?
Intento abrir la puerta.
Hoy no está abierta, cariño. Mañana vendremos, y podrás entrar, y leer todo lo que quieras. Pero hoy no puede haber nadie dentro. ¿por qué crees que alguien ha podido entrar?
Porque alguien estaba leyendo Caperucita Roja, y también La Cenicienta.
Eso no puede ser. No la inauguran hasta mañana. Vámonos a casa, y cuando la abran venimos. Puedes ir pensando el libro que te quieres leer, y así solo lo buscas y lo empiezas.
¡Vale! Pero, ¿me dejarán llevármelo para terminarlo en casa?
Si te sacas el carné, seguro que sí. Ahora vamos a casa. Es algo tarde.
¿Podemos venir a la hora a la que abran? Como mañana es sábado, podemos estar mucho rato.
Claro que sí.
Perfecto. Recuerda que abren a las 10:00
A la mañana siguiente, se prepararon, y a las 10:00 estaban en la puerta de la biblioteca. Entraron, y María echó a correr, a buscar los libros que había escuchado contar la noche anterior por la ventana. Pero decidió llevarse esos a casa, y leer allí otros cuentos. Había muchos que no había leído nunca, y le gustaron mucho. A la hora de irse, se hizo el carné de la biblioteca y se llevó Caperucita Roja y La Cenicienta a su casa.
Al llegar allí se fue a su cuarto, y empezó a observar los libros. Ella se preguntaba por qué escuchó contar esos cuentos antes de que estuviera abierta la biblioteca, si nadie podía haber entrado. Se dirigió al libro de Caperucita Roja, y le dijo:
¿Me lees, por favor?
María lo dijo un poco en broma, pero para su sorpresa, ¡el libro empezó a leer su historia! Desde el principio hasta el fin. Y lo hacía de una manera espectacular, que aunque ya hubiera oído esa historia, contada por el propio libro era mucho más bonita e interesante.
Después de escuchar con mucha atención la historia, que parecía más bonita que otras veces, se quedó en silencio mirando al libro. Le parecía tan extraño que apenas se lo creía.
Entonces, se dirigió al otro libro, a La cenicienta y le dijo:
Lee tu historia.
Pero esa vez no ocurrió nada. Pensó un rato y entonces le susurró:
¿Eres tan amable de leer para mí?
Entonces sí. ¡Claro! Era un libro bien educado. Al primero se lo pidió por favor, y le hizo caso. María volvió a escuchar la historia entera, y cuando terminó, fue a hablar con su madre:
¿Podemos ir a la biblioteca? Es muy urgente.
¿Qué pasa?
Um... pues verás... ah, que ya me he terminado los libros, y quiero coger otros. ¿vamos ahora?
Sí, pero no mucho rato.
Vale. ¡vamos, corre!
Fueron a la biblioteca, y María probó todos los libros, y todos empezaban a leer.
Al rato, llegó un niño pequeño, que se dirigió a ella, y le dijo:
No sé leer. ¿Me cuentas un cuento, por favor?
Te voy a contar un secreto-dijo María- si eliges un libro de los de aquí y le pides por favor que te lea, lo hará.
¿De verdad?
¡Claro que sí!
¡Gracias!-le respondió el pequeño, ilusionado.
Durante esos días, María mantuvo muchas conversaciones parecidas con muchos niños.
Algún tiempo después, esos niños aprendieron a leer. Pero de vez en cuando, le pedían a los libros que les leyeran. Y también lo hacía María.
Nunca se descubrió el por qué de ese extraño hecho, ni tampoco se intentó. Pero el secreto pasó de padres a hijos, y los libros siguieron leyendo, siempre para las personas educadas. Y ellas, también se lo agradecieron mucho.

3 comentarios:

  1. Carmen , ¡ qué me gusta tu cuento !. Está muy bien estructurado, es original. La redacción están casi perfectas. Creo que puedes ser una gran escritora de cuentos. Me ha encantado. Enhorabuena

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  2. Carmen está muy guay me encanta. Es muy interesante pero, hay una cosa que no me cuadra... ¿quién le dijo a los libros por la noche que se leyeran si en la biblioteca supuestamente no había nadie? ¿O la niña había tenido alucinaciones? ¿O estaba soñando? =S

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  3. Me ha gustado mucho tu cuento y a ver si me consigues un libro de los que hablan que estaría muy guay. :p

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