La casita de naranja
Erase una vez una niña que se llamaba Yolanda, y vivía en un pueblo dónde no había niños. Siempre estaba sola y no tenía nada con que jugar porque su familia era pobre. El padre trabajaba en una fábrica de muebles y le pagaban muy poco dinero a penas para comer un trozo de pan y algo de comida. Y la madre se encargaba de Yolanda y de la casa. Yolanda no quería juguetes, pero sólo quería una casita de color naranja gigante que vio en una revista. Un día la fábrica dónde trabajaba el padre cerró, pero le dieron trabajo en una juguetería mágica, porque había juguetes con algo de magia : una varita con una bombilla que brillaba cuando la tenías en la mano, un coche teledirigido que no necesitaba un mando para dirigirlo, lo dirigías con lo que tu pensabas, y muchísimas cosas más. Y además al padre de Yolanda le pagaban muchísimo dinero. Un día a la juguetería llego una casita naranja y el padre la guardó en el almacén para regalársela a Yolanda, pero no estaba muy seguro porque cómo todos los juguetes que había allí tenían algo de magia no sabía si regalársela, pero no sabía que tenía de magia. Pero de todos modos se la regaló, cuando cumplió los siete años. A Yolanda le encantó y cuando se lo regaló le dio un gran abrazo. Yolanda estaba muy contenta así que se pusieron el padre y Yolanda a montarla en el jardín de su casa. Yolanda decidió meter dentro todas sus cosas y decidió quedarse a vivir dentro. Cuando pasó una semana Yolanda se dio cuenta de que si ponías un vaso en una mesita y decías naranja caía al vaso zumo de naranja del techo. Pero cuando pasó cinco años ya no salía zumo y empezó a ponerse negra en vez de naranja. Yolanda se lo dijo a su padre y llamó a un hombre que era el que fabricaba ese tipo de casa, y le dijo que tenía que buscar dos cosas que empezaran por la letra n y que midieran más de quince centímetros,y cuando las encontrase las tenía que echar por la chimenea. Yolanda encontró un hilo que medía dieciséis centímetros y era de color naranja, pero no encontraba nada más y la casa ya estaba gris. Yolanda fue a una tienda que había en la otra parte de la calle dónde ella vivía a comprarle el periódico a su padre y vio un libro que era de los récords que había en la provincia lo miró y había un récord de una naranja gigante que media justo quince centímetros y encima era de su pueblo.¡ Era su vecino! Que tenía un naranjo muy grande. Fue corriendo a casa de su vecino y llamó a la puerta y estaba allí, su vecino era el hombre más amable de todo el pueblo así que le pidió la naranja que tenía estaba a punto de comérsela pero no, se la dio. Cuándo llego a la casita estaba apunto de ponerse negra así que cogió rápidamente una escalera, el nudo y la naranja y se subió a la escalera y lo echo. La casita se puso inmediatamente naranja, gracias a aquella naranja que le dio el hombre y para agradecérselo le prometió que todos los días regaría el naranjo.
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Seño ya lo he subido a ver que os parece, comentarlo!!!
ResponderEliminarme encanta, no veo fallos de ortografía
ResponderEliminarJulia por fin he podido leer tu cuento. Me gusta, está bien estructurado pero tiene algunos fallos de redacción. A veces repites mucho la palabra "pero" y si un sujeto está en plural la forma verbal debe estar en plural. Ej: los días pasaron, y no los días pasó.
ResponderEliminarDe todas formas es original. Está bastante bien.
ya se lo que dices seño te entiendo intentaré no decir tantas veces pero.Por cierto seño tenía una foto pero no se porqué no se puede poner
ResponderEliminarme gusta mucho el cuento julii :)
ResponderEliminargracias german y gracias laurita leerlo más genteee!!!
ResponderEliminardenada wapaa!! :)
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